sábado, 27 de junio de 2015

La muerte

Apenas morimos, al instante vemos toda nuestra vida pasada y nos sorprendemos de los que lloran ante el cuerpo que hemos dejado.
Enseguida empieza el proceso de corregirnos nuestra vida.
Nuestras acciones, gestos, intenciones, pensamientos, sentimientos, lo imaginado, lo soñado; todo, absolutamente todo lo que hemos realizado en la existencia precedente.
En aquél juicio son analizadas nuestras virtudes y nuestros defectos. Se desenmascaran  las mentiras, los aciertos, las blasfemias, las palabras más quedas y los gritos más altos.

La balanza donde es pesada nuestra alma. Controlan esta pesada un ángel y un demonio.
Tímpano románico de la abadía de Conques (Aveyron, Francia)

Después se cotejan nuestros defectos y  virtudes en torno al amor y al sentimiento. El Amor es una rara joya entregada por las Entidades Superiores; es el don más preciado, y estas Entidades analizan qué aprovechamiento hicimos de él; cómo lo cuidamos y protegimos. Cómo lo anidamos y preservamos. Cómo lo priorizamos.
Estas Entidades (a las que los occidentales gustamos de llamar Dioses) también nos dan la música y el arte.  Ellos la dictan y dirigen para facilitar nuestra evolución.

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