martes, 24 de abril de 2012

Ninguna organización, ni educativa, ni política, ni religiosa, puede conducir al humano a la Realidad.

Si se crea una organización para este propósito ella se convierte en una muleta, en una debilidad, en una servidumbre que por fuerza mutila a la persona y le impide superar su pequeño punto de vista, crecer, establecer su unicidad con el Todo.

Escuchar y seguir a un "maestro" ata y limita, condiciona y determina.

En el momento en que siguen a alguien dejan de seguir esforzándose por romper la burbuja de la Matrix.

Este experimento humano de romper con los instintos pre establecidos y las ideas convencionales tiene por consecuencia conseguir una cosa esencial: lograr que el humano sea libre.

Percibir la Realidad como ella es y responder a lo que ella existencialmente nos plantea supone liberarnos de todas las jaulas, de todos los temores, y no entregarse dócil y sumiso a  religiones, sectas, modas, teorías y filosofías. ¡Cómo gustan los hombres de ser diferentes de sus semejantes, por ridículas, absurdas o triviales que puedan ser sus distinciones!

Esta búsqueda, esta empresa, es lo esencialmente humano, la tarea que nos diferencia y nos distingue, sin embargo son muchos los que no comprenden, los que están por completo embalsamados en sus prejuicios, que no desean esforzarse, y aceptan pasivamente lo dado, a lo que acomodan sus propias personalidades estériles, estancadas.

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