viernes, 22 de marzo de 2013

La Conciencia

Amadeo Muntané Sánchez. http://www.unav.es/cryf/muntane.html


La consciencia es el estado de conocimiento de uno mismo y del entorno por la cual el individuo realiza sus funciones perceptivas, intelectuales, afectivas y motoras.
Desde el punto de vista neurológico la consciencia se manifiesta en su actuación mediante la actividad cerebral y se considera como un complejo de unidades de información que tiene su base material en el cerebro.
En el sistema nervioso central existen neuronas implicadas y mecanismos neurobiológicos que se relacionan con la consciencia. Es conocido el llamado Sistema Activador Reticular que controla la actividad del Sistema Nervioso Central en el que está incluido la vigilia y el sueño.
En este sistema se incluyen estructuras como el tronco cerebral, en donde se localiza la Formación Reticular que es un conjunto de núcleos nerviosos formados por neuronas que tienen formas y dimensiones diversas, el Tálamo y la Corteza Cerebral.
El Tálamo es una estructura cerebral que recibe e integra la información, que posteriormente llega a la corteza cerebral mediante los circuitos tálamo-corticales.


La consciencia representa la actividad de toda la corteza cerebral, es decir, no debe comprenderse centrándose en una región cerebral sin considerar la relación de esta región con las demás, por lo tanto la consciencia se relaciona neurofisiológicamente con las áreas cerebrales corticales de asociación 1 .

Una de las dificultades con la que nos encontramos en el estudio de la consciencia es su carácter subjetivo intrínseco. Una persona sabe que está consciente, y por otra parte los demás comprueban que es así, porque el individuo tiene la capacidad de responder de forma apropiada a los estímulos ambientales. El ser humano cuando está consciente y mentalmente es normal puede intercambiar con otros individuos diferentes elementos de tipo social, lingüístico, ideológico, sentimental, etc., sin embargo la pérdida de la consciencia puede impedir en mayor o en menor medida este intercambio.

En condiciones normales el ser humano, para poder ejercer su libertad, su actividad volitiva, intelectual, emocional y en definitiva mental, así como darse cuenta de la percepción a través de los sentidos y órganos sensoriales,  tiene que estar consciente, es decir, el yo se manifiesta en este estado.
Searle dice que “la consciencia se refiere a un estado de “darse cuenta” que comienza cuando despertamos del dormir y continua durante el día hasta que volvemos a dormir, morimos o en otras palabras cuando nos volvemos inconscientes.
Los sueños son también una forma de consciencia, aunque en muchos aspectos es muy distinta de los estados normales de alerta” 2 . Básicamente el mecanismo de producción del sueño resulta de una disminución en la excitabilidad del sistema reticular por centros hipnógenos que se localizan en el hipotálamo, tronco del encéfalo y cerebelo así como a cambios en el estado bioquímico de las neuronas de este sistema, ya que existen moléculas que tienen relación con el sueño como la serotonina y la noradrenalina. Este ciclo sueño-vigilia es un fenómeno que ocurre fisiológicamente y es necesario para el funcionamiento normal del sistema nervioso 1.

Desde el punto de vista filosófico se ha dicho que la consciencia es un fenómeno que siempre está en presente, no cambia, por eso percibe el tiempo, es decir, el cambio que afecta a los procesos del mundo físico, aunque esta actividad requiere no sólo del presente consciente sino también de la relación del pasado con el futuro, algo típico de la consciencia en conjunción con la memoria y otras funciones cognitivas.

En la percepción del tiempo tenemos por un lado que no sabríamos nada del tiempo si no formáramos parte del mundo cambiante. Por otro lado, si sólo fuéramos cambiantes, no sabríamos reconocer los hechos pasados como pasados. Si no pudiéramos evidenciar el transcurso de lo externo y de nuestra corporeidad a una realidad que no pasa ni transcurre, o sea, que no está afectada por el cambio físico, no seríamos conscientes del tiempo.

La percepción del tiempo es intemporal y no física. Esto induce a pensar que hay inmaterialidad en el proceso de la consciencia 3 . Las culturas antiguas lo simbolizan por un loto con mil pétalos, que es  localizado - completamente invisible- encima de la cabeza, fuera del cuerpo.

Gerald Edelman distingue dos tipos de consciencia:

- La consciencia primaria, que estaría formada por ciertas experiencias fenoménicas, como las imágenes mentales que estarían ligadas al presente inmediato. Aquí no existe la posibilidad de reconocer un pasado o un futuro. Edelman conceptualiza la consciencia primaria como la conjunción de las distintas percepciones en un momento dado, que el sujeto vive o experimenta como una escena. Esto no significa que exista “un lugar” en el cerebro donde se reúnan las percepciones y se forme la escena, sino que más bien la escena es un producto emergente del funcionamiento del cerebro no reducible a ninguno de sus componentes. En este sentido puede afirmarse que la consciencia no es algo que se tiene sino que se construye momento a momento.
- La consciencia de orden superior,  involucra el reconocimiento del sí mismo, así como la posibilidad de visualizarnos en el pasado, el presente y en una proyección de futuro. Desde el punto de vista funcional y estructural, la consciencia primaria es necesaria para la consciencia de orden superior. Los componentes neurobiológicos de la consciencia primaria están presentes y su funcionamiento forma parte de los elementos nerviosos que operan en la consciencia superior. En ese sentido, los seres humanos con consciencia superior no experimentan la consciencia primaria por sí sola, ni tampoco lo opuesto 2 .

Referencias bibliográficas

(1) Guyton A C. Tratado de fisiología médica. 5ª Ed. Interamericana. 1977.
(2) Zagmutt A, Silva J. Conciencia y autoconciencia: Un enfoque constructivista. Revista Chilena de Neuropsiquiatría. 1999; año 53, 37: 1.
(3) Fernández Burillo S. Curso de filosofía elemental: http://www.arvo.net
(4) Carreras A. Melodías neuronales: http://www.zendodigital.net
(5) Chalmers D J. La conciencia. Investigación y ciencia. 233-Febrero-1996
(6) Damasio AR. Creación cerebral de la mente. Investigación y ciencia. 280-Enero-2000
(7) Polkinghorne J. Ciencia y teología. Sal Térrea. 2000.
(8) Rehermann C. Mitad más mitad es igual a mitad. http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Rehermann/Sperry.htm
(9) Guirao M, Guirao-Piñeyro M, Morales-Hevia Mª M. Anatomía de la consciencia. Neuropsicoanatomía. 2ª Ed. Masson, S.A. 1997.
(10) Chimal C. La experiencia consciente y la integración de la realidad: http://eclipse.red.cinvestav.mx/publicaciones/avayper/julago/chimal.pdf .

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